Hace casi 25 años tuve la oportunidad de realizar una
presentación, cuando era Ingeniero de Proyectos en Minera Escondida en Chile,
acerca de las tendencias en la tecnología y gestión del mantenimiento. En ese
entonces, los sistemas expertos orientados a los procesos de molienda y
flotación, la integración de los sistemas de control de la producción y gestión
de flotas con los sistemas de gestión de mantenimiento, el mantenimiento
sintomático orientado a la predicción de vida útil de los componentes (MPd), el
mantenimiento centrado en la confiabilidad (RCM), la puesta en servicio de los
primeros controladores stand-alone basados en control adaptativo, y la
incorporación de Internet, eran lo más actual en esos años.
Hoy, más de 2 décadas después, me atrevo a decir que todo lo
anterior ya está consolidado en la industria, y son parte de la estrategia de
gestión de activos que siguen las grandes empresas. Prueba de ello es que las
organizaciones cuentan con Gerencias de Activos y Mantenimiento, han
incorporado áreas de confiabilidad y de predicción, obviamente con sistemas
mucho más sofisticados que hace 20 años. Las nuevas plantas y equipos tienen
incorporados sistemas de monitoreo en línea de sus componentes, se han integrado
los sistemas comerciales de información (ERP,EAM, etc.) con los sistemas de
control de procesos (DCS, SCADA, etc.), y las empresas cuentan con información
mucho más elaborada para tomar decisiones oportunas y confiables. La lista es
larga y da para desarrollar un documento mucho más elaborado, lo cual,
obviamente, no es el objetivo de este artículo.
La consolidación de lo expuesto en el párrafo anterior, nace
de la convergencia entre la tercera revolución industrial y la revolución
digital. Es el surgimiento de la nueva tecnología lo que permitió que la
industria viviera en forma acelerada esos cambios. En un artículo posterior,
pero enfocado a otra idea, describiré como ese cambio tecnológico afectó a las
organizaciones y mi explicación de por qué algunas empresas no han llegado,
aún, a este nuevo estado de madurez.
Si usamos como premisa lo expuesto anteriormente, lo que
sigue en la Gestión de Activos y Mantenimiento, y ya como parte de la conocida
Industria 4.0, va de la mano con la cuarta revolución digital. A grandes
rasgos, en esta última gran revolución digital llaman la atención dos grandes
tecnologías: la Inteligencia Artificial (AI) y las máquinas que aprenden (ML).
Sin embargo, la Internet de las Cosas (IoT), BIG DATA, computación en la nube
(CLOUD COMPUTING); y algo interesante, que para algunos nos puede sonar como
antiguo pero revivido: la computación en el borde (EDGE COMPUTING), son también
tendencias que cada vez están teniendo más impacto en la industria. Hay otras
tecnologías que se podrían mencionar, tales como la robótica, y la computación
móvil, pero desde mi punto de vista, éstas ya se consolidaron conceptualmente
en la industria mundial, se demostró su factibilidad técnica-económica, y se
están usando hace varios años; por lo tanto estos temas no los incluiré en un
artículo posterior.
En mi próximo artículo de esta “secuela” de artículos, les
mencionaré algunas ideas de cómo iría sintonizada la actual de gestión de
activos con esta nueva revolución tecnológica que camina a pasos agigantados.
Creo que ahí está el centro de la discusión de lo que viene en este tema
aparentemente complejo, pero que tiene mucho de sentido común.
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